
Visitar Lisboa, qué ver en Lisboa?
Si en próximas fechas vas a visitar Lisboa, es bueno saber qué ver en Lisboa cuando ya estés en la ciudad, te voy a detallar que puedes hacer en Lisboa en un solo articulo.
La capital de Portugal, Lisboa, está privilegiadamente situada en la desembocadura del Tajo, sobre las colinas de la orilla norte, que delimitan el llamado mar de Paja.
Debe su nombre a los fenicios, quienes, la llamaron Alis Ubbo (ensenada agradable), hecho que da cuenta de su antigüedad, que la leyenda remonta a Ulises; lo cierto es que fue celta, íbera, romana (la Felicitas Julia), visigoda y árabe, pueblo este último que perdió su dominio sobre ella en el siglo XII, cuando Alfonso Henriques, ayudado por los cruzados alemanes e ingleses, consiguió liberarla; a mediados del siglo XIII Alfonso III la convirtió en capital del reino, en lugar de Coimbra.
Monumentos en Lisboa
Una dilatada y agitada historia ha dejado vestigios y monumentos que han sido testigos de épocas de esplendor como la de los descubrimientos y expansión territorial (con Juan I, Henrique el Navegante y Manuel el Afortunado), el dominio español de Felipe II a Felipe IV, y de la fatalidad del terrible terremoto de Lisboa de 1755, con la consecuente reconstrucción debida al marqués de Pombal.
Hoy en día es una ciudad de más de dos millones de habitantes, designada capital europea de la cultura en 1995, que aún está marcada por acontecimientos contemporáneos del calibre de la revolución de ”los claveles” de 1974, que puso fin a casi cuatro décadas de dictadura y dio nuevo nombre al puente colgante sobre el Tajo inaugurado en 1966, auténtico símbolo de la pujanza lograda por la urbe.
La ciudad de Lisboa se articula en cuatro partes: el centro, las colinas septentrionales, el sector oriental y los barrios occidentales. El centro abarca el Rossio y la Baixa, que es como se conoce al conjunto de callejuelas que van del Rossio a la praça do Comércio.
La primera es el principal centro de animación ciudadana y está dotada de fuentes barrocas la estatua de Pedro IV, la iglesia dos Domingos, de apariencia dieciochesca, y el teatro nacional Dña. María II (siglo XIX), otra plaza histórica es la do Comércio, erigida en estilo pombalino sobre el solar que ocupaba el Palacio Real, destruido en el terremoto de 1755, con el arco de Triunfo (s. XVIII), de la misma época que la estatua ecuestre de José I que la centra, y la escalinata que baja al río Tajo; a la praça da Figueira, también proyectada por Pombal, asoman el bello palacio da Independencia y la estación central, manuelina.
La Baixa, con las fachadas de sus casas alicatadas, está unida por el elevador de Santa Justa a la iglesia do Carmo (siglo XIV), cuyas ruinas, supervivientes del gran terremoto, han sido habilitadas como museo arqueológico; por último la praça do Municipio, con el Ayuntamiento (siglo XIX) desde el que se proclamó la República en 1910.
Forma parte del sector septentrional la plaza de los Restauradores, con el monumento a los que se rebelaron contra el palacio Foz (siglo XVIII); está unida por la grandiosa avenida da Liberdade a la plaza del Marqués de Pombal, llamada la Rotonda, en cuyo centro se alza el monumento al gran reconstructor de la ciudad; a continuación se localiza el parque Eduardo VII, cuyo principal atractivo es la Estufa Fría, invernadero con numerosas plantas exóticas.
El museo Calouste Gulbenkian, también localizado en este sector de Lisboa, recoge la impresionante colección de obras de arte legadas por el ilustre mecenas, un armenio enriquecido en los negocios del petróleo que residió en Lisboa los últimos años de su vida, con piezas que abarcan desde el arte egipcio al decimonónico; enlaza con el anterior por un espléndido jardín el centro de Arte Moderno del mismo nombre, que completa con obras contemporáneas los fondos del museo. Son muchos los museos que existen si decides visitar Lisboa.
En la parte oriental de la ciudad sobresalen dos construcciones, una religiosa y otra civil: la catedral, comenzada en el siglo XII, con apariencia defensiva, sobrio interior, sacristía barroca, claustro del siglo XIV y un tesoro con piezas interesantes, y el castillo de San Jorge, que es el edificio más antiguo de la capital, anterior a las murallas romanas de las que formó parte y residencia de visigodos, musulmanes y reyes cristianos; en su recinto están los restos del palacio, la capilla de San Miguel y un notable jardín inglés.
Además de estos dos monumentos hay templos como la antigua iglesia de la Concepción, de portada manuelina, la de San Antonio, con un museo dedicado al santo titular, la de la Madre de Deus, desde cuyo claustro se accede al museo nacional del Azulejo, el convento de los Agustinos, el templo de Ntra Sña de Gracia, con portada rococó, el de San Vicente de Fora, renacentista, que atesora sepulcros de la casa real de Bragança, y el de Santa Engracia, con el panteón de hombres ilustres. También hay bellas casas, por ejemplo la Roja del siglo XVI y la casa gótica dos Bicos; museos como el de Artes Decorativas y el Militar completan la visita.
Dentro de esta zona tiene especial encanto el barrio de Alfama, popular y marinero, con una personalidad muy acusada, pues es el más antiguo de la ciudad y está lleno de rincones típicos y recoletas callejuelas que evidencian su pasado árabe y judío, toda esta historia te da una extensa guía para saber qué ver en Lisboa, según los gustos de cada persona.
La parte occidental de Lisboa abarca el Chiado y el Barrio Alto; el primero es el barrio elegante, comercial y bohemio identificado con la vanguardia lisboeta encabezada por Pessoa; hoy en día ha sido restaurado tras el incendio de 1988 y en él pueden visitarse el teatro de la Ópera de San Carlos del siglo XVIII, la rua Garret o Chiado, con el café A Brasileira, el museo de Arte Contemporáneo, con buenas colecciones del siglo XIX, la plaza de Camoes presidida por el monumento al gran poeta, la citada iglesia do Carmo y las dieciochescas de Nuestra Señora de los Mártires, la Encarnación y Nuestra Señora de Loreto.
En el Barrio Alto de Lisboa despunta la iglesia de San Roque, con ornamentación barroca, al igual que la de San Juan Bautista, construida en Roma en el siglo XVIII y trasladada desde allí a su actual emplazamiento al lado del museo de Arte Sacro; el palacio de San Bento, antiguo convento benedictino, y la basílica de la Estrella del siglo XVIII, espléndido edificio, el primero dedicado al Corazón de Jesús en el mundo.
Otros puntos de interés, en esta zona de Lisboa son el jardín botánico y el mirador de San Pedro de Alcántara, que ofrece una magnífica vista sobre la ciudad y el mar de Paja, así como las tabernas donde es posible escuchar el melancólico fado.
También en el oeste aparecen edificios de singular relieve, como el palacio de los condes de Alvor, que acoge al museo de Arte Antiguo, una de las grandes pinacotecas europeas, con impresionantes fondos que abarcan un intervalo de gran amplitud temporal y geográfica (obras del Bosco, Gonçalvesm Velázquez, Van Dyck, Reynolds, etc.), el palacio das Necessidades, sede del ministerio de Asuntos Exteriores, el palacio nacional de Ajuda, donde se celebran diversos actos oficiales de la Presidencia de la República y el jardín botánico del mismo nombre.
En el privilegiado barrio de Belem se emplaza el monasterio de los Jerónimos, obra maestra del arte manuelino construida en el siglo XVI, (que incluye la iglesia de Santa María, con tumbas reales y las de Vasco de Gama y Camoes), la emblemática torre de Belem, prisión erigida a partir del 1515 por Francisco de Aruuda que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y el monumento a los Descubridores, de 1960.
En esta zona de Lisboa, no faltan importantes museos como el de las Carrozas, el nacional de Arqueología y Etnografía, el de la Marina y el de Arte Popular. Por último, en la periferia se asientan señoriales mansiones y palacios, como la quinta de la Boa Vista, el palacio de Queluz, el de los marqueses de Fronteira, el de los duques de Palmela (con el museo nacional del Traje), etc.
Desde el puerto salen barcos que permiten recorrer el estuario del Tajo, atravesado por el gran puente 25 de abril, desde donde se obtiene la más impresionante perspectiva de la capital.
La variada gastronomía de Lisboa abarca carnes, como la tradicional sopa de rabo de buey, pescados como el bacalao o el pulpo, pasteles de Belem… Entre sus festejos están los de San Antonio en junio, con procesión, bailes y degustación de sardinas.
Ya lo ves, si decides visitar Lisboa, entonces esta pequeña guía te servirá para decidir qué ver en Lisboa según tus gustos.